La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Te dije te quiero robándote un beso
Y al cerrar tus ojos me sentí dichoso
Eras para mi
Te lleve muy dentro de mi corazón
Dijiste me muero
Muy suave te dije así es el amor
Y me enamore de ti
Y latió fuerte, muy fuerte mi corazón
Y corriendo fui a buscar mil rosas
Para ponerlas bajo tu balcón
Y me enamore de ti soñando
Que serias para mi
Y quise abrazarte fuerte
Para no dejarte ir
Te baje una estrella
Te leí un poema
Y al fundirme en tu cuerpo
Te sentí tan mía
Que quise que nunca te fueras de mi
Y me enamore de ti
Y latió fuerte, muy fuerte mi corazón
Y corriendo fui a buscar mil rosas
Para ponerlas bajo tu balcón
Y me enamore de ti soñando
Que serias para mi
Y quise abrazarte fuerte
Para no dejarte ir
Y me enamore de ti
Y latió fuerte, muy fuerte mi corazón
Y corriendo fui a buscar mil rosas
Para ponerlas bajo tu balcón
Y me enamore de ti soñando
Que serias para mi
Y quise abrazarte fuerte
Para no dejarte ir