La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Ay, mi amor!
Si la vida es esclavitud
Dime por qué nadie quiere morir.
Ay, mi amor!
Si la verdad es una virtud
Dime por qué nadie la quiere decir
La vida es como una rosa
Sus aromas tan preciosas te envolverán
La vida es como una rosa
Sus espinas dolorosas te pincharán
Amor, ven; cuida de mi
Yo no quiero vivir sin ti
Necesito tu cariño y tu calor
Mi amor
Te quiero te quiero te quiero
Te quiero te quiero mucho
Te quiero te quiero te quiero
Te quiero te quiero te quiero
Amor ten piedad de mi
No me dejes dormir sin ti
Necesito tu piel canela y su olor
Mi amor