La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
no tengas miedo de el
que el reloj de pared
maraca la hora siempre
bien.
tu niño ha crecido ahora un
hombre es aquel que viste tu nacer
muñecos de papel me enseñaste ha crecer
cantadome al anochecer
mama se me hace tarde la hora a llegado
un nuevo mundo vivire, en el altar entregas
al hombre que hizo grande el sueño de aquella
mujer aunque me valla lejos recuerda es tu
madre tu hijo siempre yo sere.