La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Hoy de nuevo la casa se viste de negro
Las cortinas se cierran en signo de duelo
Una cruz de madera toda mal tallada
Que ayer guardara vino, hoy es a Dios postrera
Y el café
Más amargo que ayer
Comenzaron
A beber
Y el violìn
En el otro salón
Decía triste
Esta canción
La plañidera
La plañidera
Que sus lágrimas
Vendió
La plañidera
La plañidera
Llora a quien
No conoció
Se ira cuando amanezca
Co dirán los deudos
No saben que el que yace
Vencido por la muerte
Fue el amante secreto
De la hermosa que llora
Y el café
Más amargo que ayer
Comenzaron
A beber
Y el violín
En el otro salón
Decía triste
Esta canción
La plañidera
La plañidera
Que sus lágrimas
Vendiómo llego, en silencio
Le pagan, y llora
Eso