La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
¿Por qué dices que no te vi?
¿Por qué dices que no te escuché?
La muerte vil no te destruyó
Porque a tu lado siempre yo estuve
¡Hijo mío!
¡Yo te escogí!
¡Yo te formé!
¡Soy tu fuerza!
Amargura no te podrá detener
Principados no te podrán detener
Potetades no te podrán detener
Perros del infierno no te podrán detener