La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
No hay número para contar
No cabe ni palabra definir tu amor
No tiene fin tu inmenso amor
Fronteras no pueden parar
No podrá limitar el poder de tu amor
No tiene fin tu inmenso amor
Quién soy yo para que me amaras
No soy digna ni de tu mirada
Mi pecado te hace sufrir
Y aún así quieres vivir en mi
Tu creaste el azul del cielo
Tuyo es todo el universo
Y aún así prefieres venir
Dejar tu esplendor y vivir en mi
No hay número para contar
No cabe ni palabra definir tu amor
No tiene fin tu inmenso amor
Fronteras no pueden parar
No podrá limitar el poder de tu amor
No tiene fin tu inmenso amor
Quién soy yo para que me amaras
No soy digna ni de tu mirada
Mi pecado te hace sufrir
Y aún si quieres vivir en mi
Tu creaste el azul del cielo
Tuyo es todo el universo
Y aún así prefieres venir
Dejar tu esplendor y vivir en mi
Quién soy yo para que me amaras
No soy digna ni de tu mirada
Mi pecado te hace sufrir
Y aún si quieres vivir en mi
Tu creaste el lazo del cielo
Tuyo es todo el universo
Y aún así prefieres venir
Dejar tu esplendor y vivir en mi