La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Pueden regalarme prendas de valor
Llenar mis oídos de halagos hoy
Pueden escribirme poemas de amor
Invitarme a un café en Paris
Construirme un edifício... si
Pueden escribirme un nocturno, una canción
Y proponerme matrimonio en la Plaza Mayor de Madrid
Pero sé que nadie podrá quererme como tu
Pero sé que nadie sabrá consentirme como lo haces tu
Pero sé que nadie podrá quererme como tu
Pero sé que nadie podrá quererme como lo haces tu
Pueden vestirme de hombre tal vez
Esconder sus intenciones tras um saco de piel
Pueden insunuarme que sufro mucho por ti
Que yo merezco algo mejor
Que no eres para mi
Pueden escribirme un nocturno, una canción
Y proponerme matrimonio en la Plaza Mayor de Madrid
Pero sé que nadie podrá quererme como tu
Pero sé que nadie sabrá consentirme como lo haces tu
Pero sé que nadie podrá quererme como tu
Pero sé que nadie podrá quererme como lo haces tu
Como lo haces tu
Como tu, como tu, como tu
Como lo haces tu