La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Siento un vacío
Nuestro encuentro terminó
Hoy siento el frío
Que dejó tu misterioso adiós
Una noche te encontré
El viento te trajo hasta mi
Fuego hubo entre tú y yo
Sentí el calor de tu piel
Y como el invierno castes en mis labios
Tus besos me hicieron preso de tu pasión
Tu fuiste mía
Esa noche la Luna nos vio
Tú me sentías
Que yo fui el dueño de tu corazón
Esa noche
Abrazados
Vimos pasar el tiempo amaneció
Y en el silencio
Te alejaste sin decir adiós
Me quede en la habitación
La soledad me acompañó
Ya no sentí el calor
Y el misterio de tu piel
Y como el invierno castes en mis labios
Tus besos me hicieron preso de tu pasión
Tu fuiste mía
Esa noche la Luna nos vio
Tú me sentías
Que yo fui el dueño de tu corazón
Abrazados
Vimos pasar el tiempo amaneció
Y en el silencio te alejaste sin decir adiós
Tan solo fue una noche
Hoy tú ya no estás
Quizá no volverás jamás
Oh no
Tu fuiste mía
Esa noche la Luna nos vio
Tú me sentías
Que yo fui el dueño de tu corazón
Esa noche
Abrazados
Vimos pasar el tiempo amaneció
Y en el silencio
Te alejaste sin decir adiós
Tan solo fue una noche
Uh una noche