La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Tú
Has venido a la orilla
No has buscado a sabios ni a ricos
Tan solo quieres que yo te siga
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena, he dejado mi barca
Junto a ti, buscaré otro mar
Tú
Sabes bien lo que tengo
En mi barca, no hay oro ni espadas
Tan solo redes y mi trabajo
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena, he dejado mi barca
Junto a ti, buscaré otro mar
Tú
Necesitas mis manos
Mi cansancio que a otros descanse
Amor que quiera seguir amando
Tú
Pescador de otros mares
Ansia entera de almas que esperan
Amigo bueno que así me llamas
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena, he dejado mi barca
Junto a ti, buscaré otro mar