La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
No queda nada en que creer,
ni nada que crear.
Caminos que he de recorrer
van a ningún lugar.
Pero este valle de lágrimas amargas . . .
No es la ciudad, no es la desilusión.
Es esa especie de teatro en el
decir que si, cuando se siente no
y así olvidarnos que la muerte espera al fin.
Y el tiempo es lo único que corre en contra de mí.
Saber que nada importa ya
y todo cuente igual.
Sentir que esto ya pasó,
no poder olvidar el almaherida.
No es la ciudad, no es la desilusión.
Es esa especie de teatro en el
decir que si, cuando se siente no
y así olvidarnos que la muerte espera al fin.
Y el tiempo es lo único que corre en contra de mí.