La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Se ha nublado el camino con tristezas y llantos,
Se ha herido el corazón que un día fue transformado
Se ha dormido la fe, se ha apagado la luz
Se ha marchado esa llama que avivaba el gozo
Se ha escondido la alegría y solo estamos ansiosos,
No ostulbeis, confiemos en el.
La luz saldrá y el camino alumbrara,
Y esa llama que se había marchitado
Será mas fuerte que cuando comenzamos
La luz saldrá como estrella en la noche
Y nuestro corazón será testigo
De su justa voluntad.
Ha menguado el deseo de tu amor día a día,
Se ha enfriado, y ya no crece como
Antes lo hacia, Nos sentimos caer, y desvanecer.
No sentimos tu presencia como en aquellos días,
El desanimo ha bajado el porciento de vida
Erguíos a Dios pues el día grande llegara.
La luz saldrá y el camino alumbrara
Y esa llama que se había marchitado
Será mas fuerte que cuando comenzamos
La luz saldrá como estrella en la noche
Y nuestro corazón será testigo
De su justa voluntad