La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
En la noche más oscura
Siempre habrá una canción
Resonando en las paredes
Del más débil corazón
Adorar con fe
(Todo) Puede estremecer
Aleluya, Cristo ya ganó
Aleluya, todo Él venció
Antes de que amanezca
Si no hay donde escapar
Todo lo que aprisiona
Mi alabanza tendrá que escuchar
Adorar con fe
(Todo) Puede estremecer
Aleluya, Cristo ya ganó
Aleluya, todo Él venció
Aleluya, Cristo ya ganó
Aleluya, todo Él venció
Cántale a tu Señor
Cántale en tu prisión
Hasta poder ver
Cadenas romper
Grita tu adoración
De lo más interior
Hasta poder ver
Su promesa fiel
Cántale a tu Señor
Cántale en tu prisión
Hasta poder ver
Cadenas romper
Grita tu adoración
De lo más interior
Hasta poder ver
Su promesa fiel
Aleluya, Cristo ya ganó
Aleluya, todo Él venció
Aleluya, Cristo ya ganó
Aleluya, todo Él venció