La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Puedo ver tus ojos brillar, en la oscuridad
Puedo ver tu mano extendida, en la soledad
Siento tus lagrimas caer, en mi corazón
Y veo brillar tu alma por alguna razón
Veo una luz en la penumbra
Huelo tu perfume y tu dolor
Siento tu presencia y me deslumbra
Ven a iluminarme con tu sol
Y sentir tus besos cada momento de mi vida
Y sentir tus manos apoyarse en mi alma
Y sentir tu pecho palpitar
Y sentir tu boca cautivar
Y sentir tus ojos embrujar
Y ver tu corazón? reír junto al sol.