La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
¡Cuantas veces pensé que tenía el derecho!
Y no me di cuenta que de mi estaba muy lejos.
¡Cuantas veces yo juzgue!
Aunque estaba fuera de mi alcance.
¡Cuantas veces rechace esa luz que hoy encontré!
Solo era oscuridad eso que podía ver.
¡Cuantas veces te ignoré!
El orgullo me hizo perder.
Al fin pude entender
Que así no tengo chance.
El derecho a juzgar
No esta a mi alcance…
Aprendí a mirar mi condición
Y a no poner mis ojos en tu error.
Mi palabra no es ley para tu corazón.
El camino del perdón será nuestra solución.