La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Ingratos ojos míos
No me dejan en paz
Cada vez que te miran
Te que quiero más y más
Por esos ojos míos
No sé que voy hacer
Si tú no me comprendes
Me van a enloquecer
Ellos tienen la culpa
De mi grande ilusión
Sin verte te recuerdo
Con todo el corazón
Cuando te estoy mirando
Mi amor sufro por ti
Ingratos ojos míos
Porque serán así
Llorar llorar de pena
Los voy a condenar
Porque por culpa de ellos
No te puedo olvidar
Cuando te estoy mirando
Mi amor sufro por ti
Ingratos ojos míos
Porque serán así
Llorar llorar de pena
Los voy a condenar
Porque por culpa de ellos
No te puedo olvidar
Cuando te estoy mirando
Mi amor sufro por ti
Ingratos ojos míos
Porque serán así