La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Deja que yo respire de ti, la Luna
Como el hombre que juega y que tiene fortuna
Y tu viento nocturno se va, ligero
En la boca de quien nunca esta seguro
Una tarde soleada que yo no he visto
Y el momento de estar junto a ti ha venido
Ya no quiero dejarte escapar, yo te amo
Cada gesto y cosa que das, eso eres tú
Una niña una historia eres tu
Tal vez no te esperaba ya más
Y tus manos Entre mis manos
Una niña una historia y quizás
Si otra niña otra historia podrá Despejarme
O al menos calmarme al fin
Vendedor ambulante compro las calles
Las canciones mas tristes que he logrado
Las caricias de quien te amara esta noche
Para hacer crecer dentro de ti la duda
Ese fruto que yo nunca vi maduro
Y el momento de estar junto a ti no llega
Ya no quiero dejarte escapar, yo te amo
Cada gesto y cosa que das, eso eres tú
Una niña una historia eres tu
Tal vez no te esperaba ya más
Y tus manos Entre mis manos
Una niña una historia y quizás
Si otra niña otra historia podrá, despejarme
O al menos calmarme, al fin