La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
¡Oh, Día feliz!
¡Oh, Día feliz,
Cuando Jesús
Mis pecados lavó! (2x)
El me eseñó
Como vigilar y orar...
¡Oh, Día feliz!
¡Oh, Día feliz!
...Y a regocijarme
En su gozo cada día.
Oh, Día feliz!
¡Oh, Día feliz!
¡Oh, Día feliz,
Cuando Jesús
Mis pecados lavó!
El me enseñó
Como vigilar y orar...
¡Oh,Día feliz
Cuando Jesús
Mis pecados lavó!
...Y a regocijarme
En su gozo cada día.
Oh, Día feliz!(2x)
¡Oh, Día feliz!
¡Oh, Día feliz!
¡Oh, Día feliz!
¡Oh, Día feliz,
Cuando Jesús
Mis pecados lavó!
¡Oh, Día feliz!