La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Cómo puedo expresar
Lo que ha hecho Dios por mí
Y sin merecer, dio su sangre carmesí
Y Las voces, de un millón de ángeles
No expresarán mi gratitud
Todo lo que soy, lo que espero ser
Lo debo todo a Él
A Dios sea la gloria
A Dios sea la gloria
A Dios sea la gloria
Por lo que hizo por mí
Con su sangre me ha salvado
Su poder me ha levantado
A Dios sea la gloria
Por lo que hizo por mí
Quiero vivir, para Dios
Y agradarle sólo a Él
Y si la gloria se me diera
La llevaré al calvario
¡Señor!
Con su sangre me ha salvado
Su poder me ha levantado
A Dios sea la gloria
Por lo que hizo por mí