La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Oh, yo sé que estás cansado,
Estás cansado de luchar,
No tienes todo lo que quieres,
Pero necesidad no hay,
Y cuando la hora de la prueba
Llegue a ti
Acuérdate de lo que dije
Yo nunca he visto
Un justo desamparado
Ni su simiente que mendigue pan.
Parece ser que no hay esperanza,
Ya no sabes ni qué orar,
Has hecho todo lo posible
A tu alcance,
Pero respuesta del señor no hay,
Y si sientes que has llegado al fin
Acuérdate de lo que dije
Yo nunca he visto
Un justo desamparado
Ni su simiente que mendigue pan.
Yo nunca he visto un siervo justo
Que pase necesidad,
Porque dios cuida de los suyos
Y sus promesas cumplirá.
Sólo espera
Un poco más de tiempo (u-u-uuh...)
Tu respuesta viene ya,
La hora de la prueba
Se está acabando (u-u-uuh...),
La victoria en tu mano está,
Y cuando de nuevo sientas
El gozo del señor
Acuérdate de lo que dije
Yo nunca he visto
Un justo desamparado
Ni su simiente que mendigue pan.
Yo nunca he visto un justo desamparado, oh no,
Yo nunca he visto
Un justo desamparado
Ni su simiente que mendigue pan.