La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Mira a tu alrededor,
Cómo hay odio, cómo hay rencor,
No hay corazón que pueda sentir
Un poco de amor.
No hay fidelidad,
Ni confianza que se pueda hallar,
No hay comprensión,
No hay un sentir de comunión.
Ama a tu hermano,
No mires su error,
No le des tu espalda, dale tu amor.
Ama a tu hermano,
Ayúdalo a vencer, dale un abrazo
Y un cambio vas a ver.
O-o-oh, uuuh...
El amor que jesús mostró
Da un ejemplo a nuestro corazón,
Su amor vive hoy, no se acabará,
Nunca morirá.
Si tu hermano te ofendió
Ve a él y pídele perdón,
Porque el corazón
Donde hay perdón,
También hay amor.
(coro) ooh-hoh.
(interludio)
(coro 2 veces)