La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Ya me parezco a los grillos,
cantando la noche entera,
embrigao hasta el delirio,
de tu dulzura morena.
Hiciste que tus hechizos,
enciendan fuego en mis venas.
Mi canto revolotea,
prendado de tu belleza,
del rosal a la vereda;
Y en tu ventana se quedó,
mi zamba serenatera.
Sueño que pronto aparezcas,
ya me va alumbrando el día,
llorando tu indiferencia,
Ay, palomita engreída.
Dime al menos por qué desdeñas;
eres dura, dura como piedra,
y arisca como corzuela.
Como la rosa mas linda,
cautivas con tu sonrisa,
para los demás tu risa
y para mí sólo espinas.
Será porque me lastimas,
que más te quiero,alma mía.
Voy a pedir un consejo
de amor, para conquistarte,
tiene que haber un secreto
y yo pueda enamorarte.
Es tu corazón un reto,
y estoy dispuesto a ganarte.