La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
No creo en arrepentirme de los hechos
Jehovah no se equivoca
Te me puso en el caminó como prueba y tuve que aprender
Todo lo que brilla no es porque sea oro
Tú no eres primavera
Fuiste un invierno, torbellino, tormenta
Pero sigo de pie
Yo firme no me doblé
Salí ileso de tus vientos
Solo una ráfaga al momento que a mí no me pudo vencer
Vete al demonio mujer
Tras la tempestad llega la calma
Mejor me quedo con tu hermana
Y la excusa es que no puedo ver
Todo lo que brilla no es porque sea oro
Tú no eres primavera
Fuiste un invierno, torbellino, tormenta
Pero sigo de pie
Yo firme no me doblé
Salí ileso de tus vientos
Solo una ráfaga al momento que a mí no me pudo vencer
Vete al demonio mujer
Tras la tempestad llega la calma
Mejor me quedo con tu hermana
Y la excusa es que no puedo ver
Así soy yo, de piedra y de hierro
A mí nadie me puede vencer
Así soy yo, de piedra y de hierro
A mí nadie me puede vencer
Yo salí intacto de tu infierno
El diluvió no me afectó
Hoy yo sigo invicto de tus juegos
Y tu hermana besa mucho mejor