La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Al rayar el abla, cuando amanecio
Ahí estaba la escena que me impresiono
Un ángel preso de jacob
Que por su bedicion lucho
Y nunca se rindio
No soltaba al ángel
El mucho insistio
No saldria de allí
Sin su bendicion en sus manos
De tanto que insistio jacob, el ángel le toco
Y su bendicion el recibio
Necesito bendicion no voy a desistir
Sin ella yo no voy a salir de aquí
Quiero tu bendicion, no te voy a soltar
Y aunque toques el encaje de mi mislo
Nada va impedir la uncion de Dios sobre mi
La uncion de Dios sobre mi