La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Con Él estuve sin saber que era el mismo que me acompañó
Aquella tarde que pensé que muy sola estaba yo
Y caminaba sin pensar que el Rey del cielo a mi lado va
Entonces Él me habló y fuego ardió en mi corazón
Si puedes verme aquí estaré, si abres los ojos de la fe
Y al caminar sin dudar tus pasos no tropezarán
Y si hay un monte frente a ti no pienses nunca en desistir
Contigo ayer caminé, caminaré contigo hoy
Pasaron años desde que lo vi y así muy lejos de su amor yo fui
Y rechazando su voz caminé solo bajo el sol
Más cuando lo necesité me preguntaba si Jesús estaba allí
Entonces Él me habló y fuego ardió en mi corazón
Si puedes verme aquí estaré, si abres los ojos de la fe
Y al caminar sin dudar tus pasos no tropezarán
Y si hay un monte frente a ti no pienses nunca en desistir
Contigo ayer caminé, caminaré contigo hoy
Y si hay un monte frente a ti no pienses nunca en desistir
Contigo ayer caminé, caminaré contigo hoy