La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
La niña ya no sonríe,
sola y muy triste esta,
la niña espera que él vuelva,
pero no volverá;
sea marchado lejos,
muy lejos,
rumbo a otra ciudad.
Ella ha quedado en silencio,
llorando la pena frente al altar;
ella ha quedado muy sola,
son largas las horas
y él no volverá.
Está muy sola la niña,
el destino burlo
su pobre corazón;
está muy sola la niña,
ha perdido la fe
por culpa de un amor.
Está muy sola la niña,
el destino burlo
su pobre corazón;
está muy sola la niña,
ha perdido la fe
por culpa de un amor.
Sea marchado lejos,
muy lejos,
rumbo a otra ciudad.
Ella ha quedado en silencio,
llorando la pena frente al altar;
ella ha quedado muy sola,
son largas las horas
y él no volverá.
Está muy sola la niña,
el destino burlo
su pobre corazón;
está muy sola la niña,
ha perdido la fe
por culpa de un amor.
Está muy sola la niña,
el destino burlo
su pobre corazón;
está muy sola la niña,
ha perdido la fe
por culpa de un amor.