La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Yo seré tu amante
Muy fiel y constante
Nunca dejaré que se apague el fuego en tu corazón.
Cuidaré tus noches
Cuidaré tus dias
Y cada mañana yo nombraré que te alumbre el sol.
Yo seré tu amante
Muy fiel y constante
Nunca dejaré que se apague el fuego en tu corazón.
Luz que te iluminé
Aire que respirés
Agua cristalina que calme siempre tu sed de amor.
Coro.
Si me entregas tu cariño
Te doy toda mi vida,
A cambio de tus besos
Hay te doy todo mi amor.
Si me entregas tu cariño
Hay te doy toda mi vida,
A cambio de tus besos
Hay te doy mi corazón.
(rep. todo)