La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Me Entrego Por Completo Emmanuel y Linda
Mi corazón late fuerte,
Desde que tu amor llegó.
Pero no es suficiente
Cantarte una canción.
El mundo sufre sin ti
Hoy es el tiempo de ir.
Me entrego por completo,
Derrama en mí tus sueños,
Sentir no es suficiente, quiero amar.
Yo quiero ser tus manos,
Tu voz y tu abrazo,
Yo quiero tu esperanza al mundo dar.
He visto y no he mirado,
A la humanidad sin ti.
Ya no ignoraré el llamado,
Hoy responderé a ti.
El mundo muere sin ti,
Hoy es el tiempo de ir.
Es tiempo de llevar el amor de jesús, de jesús.
Es tiempo de llevar el perdón de jesús, de jesús.
Heme aquí, envíame a mí,
Heme aquí jesús.