La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Se oye una voz
que rompe tinieblas
rotando en la Tierra
Se escucha el sonar
de nueva esperanza,
un eco del cielo
Es la voz
de una generación
que ha probado que no hay como Él
Él es vida,
Él es libertad
uoh oh oh uoh oh oh
Gozo y paz
en la tempestad
uoh oh oh uoh oh oh
Él venció, todos cantarán
He visto a Jesús,
cantaré, no me callaré
He probado Él es fiel,
danzaré