La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Agua en vino cambió
Los ojos del ciego abrió
No hay nadie como tú
No hay como tú
Brillas en la oscuridad
Del polvo nos levantarás
No hay nadie como tú
No hay como tú
Mi Dios es grande
Mi Dios es fuerte
Dios es más alto que cualquier otro
Nuestro Dios sana
Es poderoso mi Dios, mi Dios
Brillas en la oscuridad
Del polvo nos levantarás
No hay nadie como tú
No hay como tú
Mi Dios es grande
Mi Dios es fuerte
Dios es más alto que cualquier otro
Nuestro Dios sana
Es poderoso mi Dios, mi Dios
Mi Dios es grande
Mi Dios es fuerte
Dios es más alto que cualquier otro
Nuestro Dios sana
Es poderoso mi Dios, mi Dios
Si Dios es por nosotros
Nada podrá pararnos
Si Dios es por nosotros
¿Quién nos podrá vencer?
Si Dios es por nosotros
Nada podrá pararnos
Si Dios es por nosotros
¿Quién nos podrá vencer?
¿Quién nos podrá vencer?
Mi Dios es grande
Mi Dios es fuerte
Dios es más alto que cualquier otro
Nuestro Dios sana
Es poderoso mi Dios, mi Dios
Mi Dios es grande
Mi Dios es fuerte
Dios es más alto que cualquier otro
Nuestro Dios sana
Es poderoso mi Dios, mi Dios
Si Dios es por nosotros
Nada podrá pararnos
Si Dios es por nosotros
¿Quién nos podrá vencer?
Si Dios es por nosotros
Nada podrá pararnos
Si Dios es por nosotros
¿Quién nos podrá vencer?
¿Quién nos podrá vencer?