La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Un arcoiris de color
Así entendías tú el amor
Todo brillaba bajo el sol
Hasta que un lunes se nubló
Después un avioncito de papel
Se destrozó contra el mantel
Lo cogí, leí tu adiós escrito en él
No quise ser tu dueño
Sólo vigilar tus sueños
Seré el guardián de tu sonrisa
Pero tú tenías prisa
Y poco a poco te cansabas
Y hasta cambió el color de tu mirada
Entonces supe que todo quedó en nada
Un mes de mayo, un mes de abril
No sé qué tren fue el que perdí
No te supe hacer feliz
Pero estas cosas son así
Luego llegó la despedida
Te pregunté ¿por qué me dejas?
Y ya me contestó: Por tú tristeza