La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Es el hombre pequeño.
Me ha hecho tanto daño
látigo en mi alma
mi sueño roto.
Comenzó por terminar con mi vida
se ungió el poder de un pilato
fue marinero, navegó mi sangre.
Estrella ¿qué le dijiste a su piel?
para que se hunda en alcohol
y que me apunte su proa?
Estrella ¿que le dijiste a su piel
para que adopte un fusil
y que me mate ahora?
Salven al espejo, salven al dolor,
salven mis sábanas!
(Yo ya no sufro, penas no tengo,
de las pasadas este lamento)
¡Salven mi demencia, salven la distancia,
salve el sol agudo!
(Ellos me habitan, son silenciosos,
también el hombre diminuto y malicioso:
El vive en mis venas como el espanto:
El se activa cada vez que amo tanto)