La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Mueves montañas, calmas la tempestad
¿Quién como tú, Dios?
¿Quién como tú, Dios?
Eres la esperanza, luz en la oscuridad
Dios de lo imposible
¿Quién como tú, Dios?
Oh, oh
Oh, oh
¿Quién cómo tú, Señor?
Oh, oh
Dios imparable, tú, Señor
Tú, Señor
¡Eres grande, eres grande!
Tú, Señor, tú, Señor
¡Eres grande, eres grande!
Más grande que todo (oh, oh, oh)
Más grande que todo (oh, oh, oh)
No tengo miedo, su amor ya venció
Dios imparable
Dios imparable
Hoy tengo un futuro, por tu amor en la cruz
Dios de lo imposible
Eres imparable
Oh, oh
Oh, oh
¿Quién cómo tú, Señor?
Oh, oh
Dios imparable, tú, Señor
Tú, Señor
¡Eres grande, eres grande!
Tú, Señor, tú, Señor
¡Eres grande, eres grande!
Más grande que todo (oh, oh, oh)
Más grande que todo (oh, oh, oh)
Más grande que todo (oh, oh, oh)
Más grande que todo (oh, oh, oh)
Más grande que todo
Oh, oh, oh
¿Quién cómo tú, Señor?
Oh, oh
Dios imparable, oh, oh
¿Quién cómo tú, Señor?
Oh, oh
Dios imparable
Tú, Señor, tú, Señor
¡Eres grande, eres grande!
Tú, Señor, tú, Señor
¡Eres grande, eres grande!
Más grande que todo (grande, fuerte)
Más grande que todo (imparable)
Más grande que todo (grande, fuerte)
Más grande que todo (imparable)
¡Más grande que todo!