La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Santo Señor
Digno de toda, adoración
Santo Señor
Misericordioso y fiel
Las piedras sienten tu majestad
La tierra canta de tus maravillas
En mi corazón
Canto Aleluya, Aleluya
Eres mi salvación,
Canto Aleluya, Aleluya
A todo el mundo
En cada lengua
Proclamaremos
ALELUYA
Aleluya
Aleluya
Aleluya
(Gracias a Paloma Rodríguez por esta letra)