La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Sólo tú, ves mi corazón
Sólo tú, oyes mi voz
Contestas con compasión
Todo mi ser, dejo a tus pies
Dame fe, para confiar en ti
Que eres Dios
Y tu amor es grande
Mi vida te doy, sin ti nada soy
Sólo tú, ves mi corazón
Quitas mi aflicción
Sólo tú, eres paz en el temor
Señor de mi corazón
Todo mi ser dejo a tus píes
Dame fe para confiar en ti
Eres Dios, y tu amor es grande
Mi vida te doy, sin ti nada soy
// Ven mi Señor,
Eres mi salvación
Por tu amor
Yo tengo redención //
// Dame fe para confiar en ti
Eres Dios, y tu amor es grande
Mi vida te doy, sin ti nada soy //
Mi vida te doy, sin ti nada soy
// Ven mi Señor,
Eres mi salvación
Por tu amor
Yo tengo redención //
(Gracias a Alejandro Vera por esta letra)