La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Con mirada enamorada
Quiero decirte palabras
Que expresa el deseo
De mi corazón,
La intimidad en la adoración
Como un hijo quiero un abrazo
Envolverme en tu gracia
No quiero tocar solo en tu borde
Yo quiero tocar donde un hijo toca
Apenas un toque
Apenas un toque en su corazón
Las lagrimas caen
Manos se levantan en adoración
Apenas un toque
Apenas un toque en su corazón
La iglesia se postra
La iglesia se rinde en adoración