La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
La naturaleza toda habla del amor de Dios,
las estrellas y la luna y la hermosura del amanecer.
La sonrisa de un niño, la ternura de una madre...
cada esquina de este mundo habla de su amor.
Coro:
Mientras vivo yo esté cantaré de tu amor,
mi vida entera quiero ofrecerla a Ti, mi Creador.
Yo gracias te daré por lo que haces Tú por mí.
Mientras vivo yo esté cantaré de tu amor.
De los montes a los valles, de los ríos hasta el mar,
una mano que ayuda, una mano que su paz quisiera dar.
Una simple acción de amor, cada paso hacia el reino,
todas estas cosas bellas hablan de su amor.
Coro:
Mientras vivo yo esté cantaré de tu amor,
mi vida entera quiero ofrecerla a Ti, mi Creador.
Yo gracias te daré por lo que haces Tú por mí.
Mientras vivo yo esté cantaré de tu amor.
Puente:
Mientras vivo yo esté,
sí, cantaré, cantaré, de tu amor yo cantaré.
Por lo que haces Tú por mí,
yo cantaré, cantaré, de tu amor yo cantaré.
Coro:
Mientras vivo yo esté cantaré de tu amor,
mi vida entera quiero ofrecerla a Ti, mi Creador.
Yo gracias te daré por lo que haces Tú por mí.
Mientras vivo yo esté cantaré de tu amor.
Puente:
Mientras vivo yo esté,
sí, cantaré, cantaré, de tu amor yo cantaré.
Por lo que haces Tú por mí,
yo cantaré, cantaré, de tu amor yo cantaré.
(Mientras vivo yo esté cantaré de tu amor,
mi vida entera quiero ofrecerla a Ti, mi Creador.
Yo gracias te daré por lo que haces Tú por mí.
Mientras vivo yo esté cantaré de tu amor.)