La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
En el dubte, confia
En la incertesa, confia
En la por i en la tristesa
En deu que tot ho pot
Confia
En la muerte, confia
En la pesadilla, confia
En lo malo y en el odio
En dios que sabe lo que necesitas
Confia, confia, confia, confia.
En la duda, confia
En la incertidumbre, confia
En lo malo, en la tristeza
En dios que todo lo puede, confia
Confia, confia, confia.
En el miedo, confia
En la pesadilla, confia
En la muerte y en el odio
En dios que sabe lo que necesitas
Confia, confia, confia, confia.