La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Yo he venido a liberar a los cautivos
A sanar los corazones de los hombres
Y a vestir al que desnudo se presenta ante mi
A salvar al hombre de su destruccion.
Yo he vendio a acompañar al emigrante que
Esperanzado intentara ganarse el pan
Y al mendigo que queriendo resguardarse del frio
Hoy se puede acercar hasta tu hogar.
Porque no me sigues?
No puedo hacerlo todo
No puedo hacerlo solo
Necesito de ti, necesito de tus brazos
Necesito de tu vivir.
Necesito que hoy me cedas tu, tus manos
Para asi poder seguir dandome
Y conmigo, darte tu tambien.
Yo he venido a visitar a los enfermos
He venido a alimentar al que hambriento este
Con mi mano darle agua, al que sediento este
Pero yo no puedo, yo no puedo hacerlo solo.
Porque no me sigues?
No puedo hacerlo todo
No puedo hacerlo solo
Necesito de ti, necesito de tus brazos
Necesito de tu vivir.
Necesito que hoy me cedas tu, tus manos
Para asi poder seguir dandome
Y conmigo, darte tu tambien.