La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Yo tengo dos amores
Que son como flores
Que aroman mi alma.
Y son, agüita para calmar mi sed
Canción de amor para mi dolor.
Ternura pura que cura
Cualquier amargura,
Cualquier sinsabor.
Los dos, son dos amores que tengo
Caricia y ensueño de mi corazón.
Uno es beso y luz de luna
Y es su vida mi fortuna,
Uruguaya que por santa,
Tiene un altar en mi alma.
Y la otra es mi porteña,
Mi porteña, inolvidable,
Sol de amor inigualable
Que el entibiar desempeña.
Es la uruguaya, mi madre
Y la porteña, mi dueña.
Ternura pura que cura
Cualquier amargura
Cualquier sinsabor,
Es la uruguaya, mi madre,
Y la porteña, mi dueña.