La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Hoy lo vi casi de noche
Él iba serio y elegante
Su mirada era sensual
Me miro mientras la música
Despertaba en nuestros cuerpos
Y en su ritmo nos envolvió
Él me quedo mirando
Y yo estaba temblando
Me sentí tan enamorada
De su piel tostada
Y yo seguí bailando
Él se iba acercando
Me tomo en sus brazos
Y me beso
Mi vida te quiero
Si te acercas más te haré gozar
Mi ritmo que agita
Cuerpo a cuerpo rozando tu piel
Mi vida te quiero
Hay, hay, hay así quiero bailar
Mi ritmo que agita
Y contigo el cielo alcanzare oh no
Me quede junto a su piel
Que iba dejando la fragancia
Del amor y de la pasión
Me dejo en una rosa
Su corazón y al fin me dijo
Te amare por siempre mi amor