La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Vienes a buscarme
Vuelves a decírmelo otra vez
Sé que estás mintiendo
Que se lo vas a decir a ella también
Tengo los nudillos reventados
De llevarme hostias contra tu pared
No tengo derecho a reclamarte
Por mucho que diga no vas a ceder
Y ahí estás tú
Que nunca sabrás lo que es mirarte
Mientes más que hablas pero yo
Que tengo tantas ganas de creerte
Quisiera callarte y explicarme
Yo te necesito a quemarropa
Aunque sepa que esto no está bien
No tengo paciencia pa estas cosas
Para el resto tampoco ya lo sé
Sé que no resulto muy creíble
Pero juro que esa vez no te mentí
No sé pa qué mierdas me preocupo
Yo a tí no te miento pero tú a mí sí
Y ahí estás tú
Que nunca sabrás lo que es mirarte
Mientes más que hablas pero yo
Que tengo tantas ganas de creerte
Quisiera callarte y explicarme
Y ahí estás tú
Que nunca sabrás lo que es mirarte
Mientes más que hablas pero yo
Que tengo tantas ganas de creerte
Quisiera callarte y explicarme