La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Un murmullo que sale de tus labios
Un agravio que atropella mis oídos
Caminamos tomándonos de las manos
Esta noche estoy más que destruido
Tu mirada se puso pensativa
Caminando el septimazo en agonía
Muchas almas se atraviesan en la lluvia
Con el tufo de aguardiente y alegría
No, no me sueltes la mano, no me despiertes de este sueño
No, no me quites la mirada, dame solo diez segundos
Antes que despierte llorando por ti
Tu mirada no sale de mi mente
Cada esquina me recuerda tu sonrisa
Esos besos que me diste tiernamente
Por las calles de Bogotá fueron mi vida
Beso bocas que no me saben a nada
Poco a poco voy tragando la saliva
De los amores que se volvieron suicidas
Cuando al desamor le dieron la bienvenida
Un hechizo de luna cruel brujería
Que me roba los sueños y me apuñala como arpía
No, no me sueltes la mano, no me despiertes de este sueño
No, no me quites la mirada, dame solo diez segundos
Antes que despierte llorando por ti