La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Estás prisionero
En el ojo del huracán
Mueves tus resortes,
Pero no tienes libertad
Siempre estás pendiente de
Que nada le ha de faltar
Al gran responsable de
Los males de mi ciudad
Se que podrás utilizarme
Con gran facilidad
Pero yo no quiero dejarme
Tendrás que pelear
Siempre serás
Sólo un farsante
Como esta sociedad
Tienes un coche
Tan flamante
Como tu necedad
Eres como un perro
Que obedece sin
Rechistar
Vives tan sumiso como el
Barco a la tempestad
Has colaborado con las
Fuerzas del capitán
Pero ya muy pronto de tu
Cuerpo prescindirán
Se que podrás utilizarme
Con gran facilidad
Pero yo no quiero dejarme
Tendrás que pelear
Siempre serás
Sólo un farsante
Como esta sociedad
Tienes un coche
Tan flamante
Como tu necedad