La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Vengo a bailar el triunfo,
Triunfo de rosas... (bis)
Mientras los barrios cantan
Las refalosas. (bis)
(recitado)
Ya empiezan las guitarras
El bordoneo
¿dónde están las parejas
Que no las veo?
Esquina de la patria
Que a todas horas.
Escucha las vihuelas
Restauradoras.
(recitado)
Bien dicen que los últimos
Son los primeros,
Y empezó la segunda
Los aparceros.
Bienhaya con las coplas
Porteños leales, (bis)
Y los triunfos que bailan
Los federales. (bis)
(recitado)
Las vihuelas seguían
Con baile y canto
Y una vieja me dijo:
"no baile tanto."
Esquina de la patria
Triunfo de rosas... (bis)
En los barrios ya se oyen
Las refalosas. (bis)