La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
¿quién eres tú, quien hay en mí?
¿quién desde lo profundo me vive?
¿quién eres tú, que tiene tal poder?
Que hace que le ame más que a nadie
Más que a nada, ¿quien eres tú señor?
¿quién se viste de mi pobreza?
¿quién se apodera de mi rostro?
¿quién canta con mi voz?
¿quién consuela en mi sonrisa?
¿quién ama con mis ojos?
¿quién se anonada tanto?
Que solo puedo verle desde mi pobreza y...
Tú, el más desconcertante
Tú, el que parece ausente
Tú, el silencioso amante
Que tiene tal poder
Que hace que le ame más que a nadie
Más que a nada ¿quien eres tú señor?