La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Un día salí yo de tus manos y tuve vida
Un día me alejé de ellas y conocí la muerte
Alfarero tengo nostalgia de tus manos
Ven a reparar tu cacharro
Gira que gira rueda que rueda
Siento tus manos sobre mi greda
Me asombra el pensar que tú le quieras
Tu cacharro acaba de caerse
Acaba de quebrarse, acaba de encontrarte
Tú mi alfarero tú mi alfarero
Toma mi barro y vuelve a empezar de nuevo
Tú mi alfarero tú mi alfarero
Toma mi barro y vuelve a empezar de nuevo
Gira que gira rueda que rueda
Siento tus manos sobre mi greda
Me asombra el pensar que tú le quieras
¿Acaso no puedes hacerme de nuevo?
¿Acaso no puedes formarme...?
Tu cacharro acaba de caerse
Acaba de quebrarse, acaba de encontrarte
Tú mi alfarero tú mi alfarero
Toma mi barro y vuelve a empezar de nuevo
Tú mi alfartero tú mi alfarero
Toma mi barro y vuelve a empezar de nuevo
De nuevo de nuevo tú mi alfarero
De nuevo de nuevo tú mi alfarero