La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Mi Dios y Padre eterno
Autor de la creación, poderoso
Tu Espíritu intervino
El Verbo se encarnó
Cristo, tú salvas
Creo en nuestro Dios, el Padre y en Su Hijo Cristo, el Rey
Creo en el Espíritu Santo. Dios, tres en uno es
Creo que resucitaste, que nos levantarás
Creo en el Nombre de Jesucristo
Mi juez y mi abogado
Sufriste en la cruz
Me has perdonado
Bajaste a las tinieblas
Y en gloria y en poder te levantaste
Creo en nuestro Dios, el Padre y en Su Hijo Cristo, el Rey
Creo en el Espíritu Santo. Dios, tres en uno es
Creo que resucitaste, que nos levantarás
Creo en el Nombre de Jesucristo
¡Creo en ti, Jesús!
¡Creo que tú vivo estás!
¡Creo que Jesús es el Señor!
Creo en nuestro Dios, el Padre
Y en Su Hijo Cristo, el Rey
Creo en el Espíritu Santo
Dios, tres en uno es
Creo que resucitaste, que nos levantarás
¡Creo en el Nombre de Jesucristo!
Creo en la vida eterna
Creo en la comunión
Creo que tu pueblo es uno
Creo en tu Iglesia, Dios
Creo que resucitaremos y en gloria volverás
¡Creo en el Nombre de Jesucristo!
Creo en nuestro Dios, el Padre
Y en Su Hijo, Cristo el Rey
Creo en el Espíritu Santo
Dios, tres en uno es
Creo que resucitaste, que nos levantarás
¡Creo en el Nombre de Jesucristo!
¡Creo en el Nombre de Jesucristo!