La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
La creación canta al Señor
Él llama al sol a despertar
Hasta que el día cae
Nos da su luz y su calor
Deja Sus huellas en el mar
Le da a las flores su color
Y al ave guía Él
Hasta el refugio de su hogar
Coro: ¡Aleluya! Que cante toda creación
¡Aleluya! Hoy cantemos, demos ¡Gloria!
Por las maravillas que creó
El Trino Dios un plan creó
Envió a Su Hijo, Emanuel
Su vida entregó
Sin yo existir murió por mí
Con Su perdón ya libre soy
Su santidad me transformó
Y un hombre nuevo soy
Y ante el Padre limpio estoy
Coro: ¡Aleluya! Que cante toda creación
¡Aleluya! Hoy cantemos, demos ¡Gloria!
Por las maravillas que creó
La creación espera al Rey
Mirar Su faz y Su poder
Y verle a Él reinar
Con Su justicia y Su verdad
Toda la tierra cantará
Y las naciones se unirán
A dar a Cristo, el Rey
Toda la gloria y majestad
Coro: ¡Aleluya! Que cante toda creación
¡Aleluya! Hoy cantemos, demos ¡Gloria!
Por las maravillas que creó