La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Estamos adorándote
Deseando hoy tu rostro ver
Y nada nos importa más
Que contemplar
Tu majestad
Ven a este lugar
Llénanos de ti
Ven, Jesús, te necesito más
Sin comparación
Único amor
Mi anhelo
Mi adoración
Yo quiero amarte mas
Deseo amarte mas