La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Lentamente me sube la fiebre
Poco a poco se nuble mi vista
Se detiene el latido en mi pecho
Y se a corta mi tiempo de vida
Y mis labios tiemblan de frio
Mis piernas no tienen reflejo
He llegado a un estado de coma
Por su amor que fue un dulce veneno
Me atrapo con un beso en la boca
Y lleno de veneno mi sangre
Se enredo entre mis brazos de pronto
Se escapo entre la gente una tarde.
Búsquenla
Donde quiera que sea
Búsquenla
Que mi vida se acaba
Y el antídoto es ella
Búsquenla
Búsquenla
Donde quiera que sea
Búsquenla
Que mi vida se acaba
Y el antídoto es ella
Búsquenla
Voy girando y me caigo en un túnel
Escuchando un murmullo de gente
Que comentan “no tiene remedio”
Que el veneno ha llegado a mi mente
Me atrapo con un beso en la boca
Y lleno de veneno mi sangre
Se enredo entre mis brazos de pronto
Se escapo entre la gente una tarde.
Búsquenla
Donde quiera que sea
Búsquenla
Que mi vida se acaba
Y el antídoto es ella
Búsquenla
(Bis x 4)